lunes, 16 de julio de 2012

El pacto de Pèguére: ¿caballerosidad o conveniencia?

La 14º etapa del Tour se dividió en dos con la lucha de los fugados 15 minutos por delante, de donde saldría el ganador del día, y el pelotón en el que se presumía calma, porque a pesar de haber interesantes subidas en el camino, estaban demasiado alejadas de meta.

El libreto se cumplió...en parte. En la escapada, quedaron cinco de gran nivel: Sagan, Urtasun, Casar, Gilbert y Luis León Sánchez, ganador a la postre. Imperdonable para sus compañeros de aventura dejarle un margen de tiempo a un contrarelojista, campeón de España de la especialidad, y experto en ganar etapas en la grande boucle. Sánchez aguantó y estiró su ventaja, festejó como siempre, dedicando el triunfo a su hermano fallecido y coronó con éxito el sin número de escapadas en que participó, sumando la primera para Rabobank.

Pero la sorpresa llegó en el pelotón de los líderes al coronar el Mur de Pèguére y comenzar el descenso, cuando Cadel Evans se apartó con la rueda trasera pinchada y pidió auxilio a todo el que pasaba. Auxilio al que su fiel ladero, Tejay Van Garderen, hizo caso omiso, poniendo en entredicho lo de "fiel" y la utilidad del pinganillo. El caos que sobrevino pocas veces se ha visto, con un líder de equipo totalmente aislado, sin auxiliares, sin compañeros para cambiarle la rueda. Pasaron 120 segundos, eternos, hasta que solventaron el problema. Pero no terminó allí ya que con más de dos minutos perdidos comenzó a bajar y se repitieron los problemas en un par de ocasiones cada vez que estaba por enlazar. 
Se supo después que algún chistoso tiró clavos y hasta 48 corredores debieron ser asistidos, entre ellos Robert Kiserlovski que abandonó por la caída, Greg Henderson, Levi Leipheimer, y hasta el conductor de una de las motos.
 La polémica sobrevino en el grupo de favoritos, cuando el maillot jaune hizo parar el ritmo para esperar a su rival. Todos acataron el pacto menos Pierre Rolland, quién en un acto de inconsciencia, atacó en el descenso, en un terreno demasiado difícil como poder sacar diferencias él solo. Grave error, que pagará si alguna vez pincha.
Pero quitando al corredor del EUROPCAR, los motivos por los que SKY paró el grupo podrían no obedecer sólo a un gesto de juego limpio, y sí a tener un final de etapa tranquilo, en un descenso complicado, en un día más difícil de lo que parecía, con un terreno rompepiernas propicio para emboscadas.
Parezca lo que parezca, Wiggins esperó, acto de grandeza de un gran campeón del que debiera aprender Contador, que no actuó así en el famoso episodio en que a Andy Schleck le saltó la cadena en 2010.
El mismo Wiggo debió cambiar de bici unos kilómetros más adelante, casi como si de una premonición se tratara, sin consecuencias claro... puesto que él esperó!
¿Qué se dirá si en los Pirineos Evans tiene su día y Wiggins pierde el Tour?. Nada. Las carreras se ganan pedaleando, no por pinchaduras generadas por un imbécil. Pero que quede claro que no fue Evans el único ganador (por no perder definitivamente la carrera se entiende) ayer, ya que el líder pinchó también, y  solucionado el inconveniente gozó de una bajada a lo cicloturista.
 Lo cierto es que en lo que se llamará "El pacto de Pèguére" quedó en evidencia que no todos juegan limpio, que todos son fieles laderos hasta que se los pone a prueba y que hasta en el primer mundo hay personas que se creen graciosas y podrían haber ocasionado una tragedia.


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